domingo, 16 de septiembre de 2018


Semanas... de a 4 empacadas en una gabeta a la que no le queda espacios.

Días... de a 7 contabilizados con archivos y nombres de fulanas y fulanos_ apenas llego a recordarlos.

Horas... de a 24 frizadas, por clases dividas_algunas me pudren más rápido de lo que ellas se pudren de mi.

Minutos... de a 60 encerrados en los bordes de mi uniforme entre la faja que me hace mas flaco y el logótipo empresarial que me comuniza.

Segundos... de a 60 olvidados, excepto cuando representan el antes y después de despertar.

Los numeros y nosotros convivimos... 
Los numeros y nosotros nos mesclamos.. 
Me imagino un número absoluto_ entre que lo dibujo me doy cuenta que esta tu rostro allí.

Seré tan predecible cómo precario_ mi calendario no deja de caerme encima con fuerza se sucede.

Cielos y ciclos, todo igual, 
entre todo ello... 
la música_ verdadera prueba que existe la eternidad

sábado, 18 de agosto de 2018


Al laucha le recuerda a una bestia. Con el pelo bien tirado para atrás manchado de rubio con raíces negras. Es muy flaca con caderas gruesas.
Entra dejando a propósito se le caiga la campera de gamuza de los hombros. Sonríe, gruñe, lo mira fijo con esas pupilas dilatadas que le hacen casi por completo los ojos negros;  con la punta del taco largo agarra la campera la deja en la puerta. Lo hace por costumbre de antes cuando desvestirse rápido era parte esencial del negocio, pero ahora tiene tiempo, está a cargo
Corre las cortinas de canutos de caña haciendo un ruido que le hace acordar a rulemanes. Las paredes de adentro se descascaran, el lugar huele a cebollas podridas. Habla y le rompe todo lo que él había planeado: -“¡Mierda que sos pelotudo laucha! Patinándote  las 20 lucas verdes del ruso. ¿Te pensas que kostya come vidrio? Te dije que si no venias con la biyuya, si no aparecías, esto iba a terminar mal; me mando a que te rompa la jeta y de Patitas en la calle”- Dice, mientras corre la uña pintada de amarillo por las grietas morenas del cuello y termina imitando un cuchillo.
El aspira sin ritmo, corto y seco; maña de cuando está nervioso, así que tiene que improvisar algo, cualquier cosa para ganar tiempo: -“Negrita por favor dejámela pasar. La semana que viene pago, vos sabes que mi palabra vale. No soy como los otros”- Ruega agarrado a una taza de café fría, como si pudiese cubrirse de ella, alejar a la fiera que ahora mueve la cabeza lentamente aceptando, como en un trance.
Sabe que ganó poco tiempo. Intenta ganar la puerta, tomarse el palo. Llega a ver la sombra en la cortina. Gira y ahí está ella, los ojos apretados, la boca abierta mostrando los dientes y las encías, la frente arrugada del espasmo de la risa… Primero un cuchillazo en la espalda, luego dos más en el cuello, se agacha sobre él, mezclando la carcajada con la aspiración seca. La hiena lo devora, lo sirve lento, carroñera le saca 20 mil pedazos, uno por cada verde.

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